Los libros que nos cuentan: Distinguir(se)
Sé distinguido, lo elegante es leer es, según veo en su página de internet (www.difacil.com) el lema de una pequeña editorial de Valladolid que surgió con el propósito de ‘dar cabida a nuevos autores que tuvieran algo que decir y lo dijeran bien’ y que, según parece, lo están cumpliendo, pues llevan ya cerca de diez años en la brecha, y con más éxito del que cabía suponer.
Lo sé, he dicho ‘con más éxito del que cabía suponer’, y les pido, editores incluidos, que disculpen mi ingobernable escepticismo. Quizás es que estos días otoñales hacen que se me infiltre la humedad en los pensamientos hasta hacerme crecer un moho lleno de preguntas grisáceas como el tiempo, a las que no soy capaz de responder ni sí, ni no, ni blanco ni negro: ¿de verdad es posible obtener reconocimiento en el mundo editorial de hoy con un lema tan extrañamente subversivo, de una sutileza tan decadente y una ambigüedad intelectual tan refinada como el de “Sé distinguido...”? ¿Será cierto eso de que ‘lo elegante es leer’, aun cuando los libros que más se leen, casi los únicos, son los que se venden en Carrefour? Y siendo así ¿cómo podemos ‘distinguirnos’ los lectores –y editores- que queremos distinguirnos? ¿Podemos?
Dice el diccionario que ‘distinguir’ es conocer la diferencia que hay entre unas cosas y otras, y desde ahí, desde el exacto sentido que no solemos darle a las palabras, la sencillez aparentemente ingenua de esa máxima editorial se vuelve un gesto cargado de intención, que apunta al centro de la necesidad de muchos de los que hoy por hoy leemos de encontrar en autores y obras, frente y pese a la uniformidad del mercado y de sus intereses, algún tipo de espacio -tal vez solo unas frases- en los que poder ‘distinguirnos’ para poder encontrar los propios.
Que cada cual intente ver si se acercan a los suyos estas dos originales propuestas de Difácil, que cumplen con el propósito editorial de intentar decir algo nuevo y cada una, a su vez, como verán, de manera muy diferente. Tres tazas de café, de Margarita Espuña, es una novela construida desde la idea de darle importancia a lo pequeño, lo que nos pasa casi sin sentir, y de hacerlo interesante. Con el telón de fondo de una investigación sobre la vida de una escritora desconocida que irá dando pie a una reflexión sobre las sombras de la condición femenina, Tres tazas de café se construye como una historia intimista y conmovedora, a partir del encuentro casual entre dos mujeres que, sin la intervención del azar, jamás se hubieran encontrado y, sin embargo, irán descubriendo que ese pequeño milagro cotidiano era justo lo que necesitaban para dirigir sus vidas. En el polo opuesto, en cambio, mirando hacia lo que el futuro podría depararnos, y construida desde la idea de transmitirnos la gran confusión macroestructural en la que habitamos también casi sin sentir, se sitúa Colapsos, la propuesta de Ángel Vallecillo. Colapsos narra, de forma trepidante e intencionadamente angustiosa, recorriendo diversos escenarios y protagonistas, los sucesos previos y posteriores a un colapso económico mundial originado por escurridizo y brillante visionario. Quizá ejercer la diferencia literaria sea precisamente eso: intentar dar en la diana, desde el sitio que sea, de lo que habitualmente no vemos.